Nuestras trufas tuber melanosporum son cultivadas y cuidadas con la brisa de la sierra del Moncayo.
La finca se encuentra situada a 870 m de altitud sobre el nivel del mar. La dura climatología existente, representada por veranos calurosos y secos e inviernos fríos con lluvias esporádicas, permiten forjar este aroma y sabor único de nuestro producto.